Manifiesto Hedonista

04 Julio, 2018

Por ERNESTO LUCENA

El hedonismo ético es una doctrina filosófica que proclama el gozo y el placer, como verdaderas acciones morales, que buscan obtener serenidad, gratificación y armonía, lejos del dolor, para alcanzar el bien superior de la felicidad.

Gozar, dejar gozar, y hacer gozar, haciendo al otro lo que quieres que te hagan a ti.

Sea lo primero advertir que se trata de evitar el hedonismo vulgar imperante. Decirle a los neokantianos de última generación que puede existir una ética hedonista en el hombre y en la mujer para obtener el gozo y respetar el de los demás.

Si la felicidad no consiste en tener más sino en ser más, llegó el momento de seguir el consejo de Epicuro: De los deseos, uno son naturales y necesarios, otros naturales pero no necesarios, y otros, al fin, ni naturales ni necesarios, sino que provienen de opiniones sin sentido.

Aunque parezca insólito hablar sobre el derecho a la felicidad, debemos comenzar por el cambio de las actitudes individuales que sumadas, llegan a ser colectivas. No hemos sido educados para la felicidad ni para la alegría. Hay que educar y sensibilizar sobre lo absurdo de los sufrimientos innecesarios que alimentamos cada día. Los seres humanos cuentan con bellos bienes y actividades como: el amor, el arte, el ocio creativo, el deporte, el sexo, el vino, el aire, el agua, el sol, el humor, la amistad, la risa, la música, la lúdica, la poesía, la danza, la lectura, la palabra, la escritura, la familia, la solidaridad, la generosidad, las flores, los animales -toda la naturaleza-, los abrazos, los besos, los juegos, los niños, los ancianos, las caricias, el trabajo no esclavizante, pintar, las fiestas, consentir, caminar, filosofar, conversar, soñar, luchar… todos, medios para un fin: La felicidad – armonía.

Te has olvidado de estas riquezas? Vuelve a observarlas y a practicarlas, porque sé que las miras y no las ves, las tocas y no las sientes, las oyes y no las escuchas, tus sentidos están dormidos. ¡Despiértalos ya! No sigas alimentando el dolor o el sufrimiento: puedes evitarlos con tus pensamientos positivos. Gran parte de la realidad está en tu mente.

Los humanos por un lado no quieren seguir con sus instintos y pasiones desenfrenados, se sienten hastiados; y, por el otro, tienen sus deseos reprimidos hasta la frustración y la enfermedad sicológica. Por eso se impone una ética hedonista, libertaria. No es posible vivir, sin vivir sensata, honesta y justamente, ni vivir sensata honesta y justamente sin vivir feliz.

Con sabiduría e inteligencia se deben conjugar los deseos con la razón, encontrar una armonía entre los dos. Sigue siendo el reto del animal-hombre y del hombre-animal; el equilibrio entre el hedonismo sicológico y el hedonismo ético.

El hedonismo no es pues, un simple dejarse llevar por los instintos y las pasiones. Eso es lo que lo hace vulgar.

Hay gozos y placeres extremos y enfermizos. Con ellos nunca encontrarás la armonía ni la felicidad ¿ por qué te la niegas?. No escuches las voces de quienes te hacen sentir poca cosa, que te critican porque quieres ser feliz, no es más que el egoísmo de quienes no son capaces de serlo y no resisten que otros lo sean y desean arrastrarlos a su pequeñez e infelicidad. Con eso creen ser felices pero no lo son, están enfermos y no viven en armonía y menos con tranquilidad. Eso se llama infelicidad.

Escuchemos a dos de los más grandes filósofos de la naturaleza humana:

F. Nietzsche: “Desde que hay hombres, el hombre ha gozado demasiado poco. Éste hermanos, es nuestro único pecado original y cuando aprendamos a gozar mejor, nos olvidaremos de hacer daño a los otros y de inventar sufrimientos”.

Y Baruch Espinosa: “Nuestro primordial objetivo debiera ser vivir gozosamente el aquí y el ahora”.

Proclamo este manifiesto: Gozar, dejar gozar y hacer gozar.

¡Atrévete a vivir en armonía y ser feliz!